
El sentido más obvio de “tomar una copa” es el de salir con unos amigos para compartir un rato de conversación en torno a una bebida, normalmente alcohólica. En el mundo deportivo, en cambio, la copa es signo de victoria, de objetivos logrados y reconocimiento a nuestros esfuerzos; el número de copas conseguidas se suele convertir en una competición para decidir quién es el mejor.
Hace muchos años, también Jesús de Nazaret ofreció una copa a dos hermanos cuando iban subiendo a la ciudad de Jerusalén. De hecho, llegados ya a la ciudad santa, quien bebió la copa fue Jesús mismo y la ofreció también a todos sus acompañantes.
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