
Un pozo en Samaría, una piscina en Jerusalén y un sepulcro en Betania: tres lugares fundamentes que marcan los tres domingos últimos de Cuaresma, camino de la Semana Santa. El agua, la luz y la vida: tres símbolos bautismales que nos remiten a la vida de Jesús y nos abren a la verdad sobre el bautismo y la vida cristiana.
El tema fundamental del relato de la resurrección de Lázaro es la vida; es también el tema bautismal elegido para preparar la Pascua: bautizarse es participar de la vida de Dios, resucitar con Cristo, dejar que el pan de vida alimente nuestros cuerpos en camino hacia la meta de la casa del Padre.
Es una de las siete definiciones solemnes que san Juan da sobre Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida». Marta escucha a Jesús y cree profundamente en esta verdad del Mesías: él ha venido para que tengamos vida, vida en abundancia.
Junto al tema principal de la vida, en el relato de Lázaro y sus hermanas aparece también el tema de la amistad, del amor de Jesús. Se nos dice varias veces que Jesús amaba a Lázaro, y también a sus hermanas. Más adelante, al comenzar la Última Cena, se nos dirá que Jesús, «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo». En esa misma Cena, en sus palabras finales de testamento, Jesús llama a sus discípulos amigos, no ya siervos.
La amistad es uno de los temas clave de la comunidad de san Juan; en sus cartas, los discípulos son llamados no solo hermanos, sino «amigos».
De hecho, la vida que nos trae Jesús en abundancia es fruto de su amor y del amor del Padre: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo». El cristianismo es un misterio profundamente afectivo, que tiene que ver con el amor de Dios y con el amor humano.
De nuevo situados en la Última cena, Jesús les dejará a los suyos el mandamiento principal: «Amaos unos a otros como yo os he amado: en esto reconocerán que sois discípulos míos». Todo brota del amor y conduce al amor.
El bautismo, por tanto, es un misterio de vida y de amor; por las aguas de la Pascua nacemos por amor a una nueva vida de amor. La religión cristiana es una cuestión fundamentalmente afectiva.
¿Por qué ironías del destino el cristianismo se pudo reducir en algunos ambientes a cuestiones meramente culturales o rituales? ¿Cómo se podría limitar el seguimiento de Jesús a un asunto meramente intelectual o moral? Antes que un sistema de ideas o un camino de vida, el cristianismo es un rostro, una presencia, una relación.
En el Nuevo Testamento abundan los nombres propios y se multiplican los diálogos personales de Jesús con muchos de sus seguidores. Hay también desamores, traiciones, perdón: el cariño por el Maestro es lo fundamental del discipulado. Él ha amado a los suyos y ha fundado una nueva familia que se ama, bajo la mirada de la paternidad de Dios.
¿Qué hemos podido hacer mal para que muchos bautizados nunca lleguen a ser amigos de Jesús? Lázaro, Marta, María: también nosotros tenemos un nombre único para el Maestro, él nos ama a cada uno como amaba a los amigos de Betania. Él habló con las hermanas y lloró con ellas en las puertas del sepulcro de Lázaro. ¿Llora hoy también a nuestro lado? ¿Nos pregunta sobre nuestra vida y escucha nuestros sufrimientos?
Preparar candidatos para el bautismo es construir amigos de Jesús, prepararlos para una relación personal con alguien a quien no vemos, pero cuyo amor podemos experimentar cada día.
¿Quizá no sabemos transmitir esta perspectiva porque tampoco nosotros acabamos de vivirla? ¿Qué despierta un catequista en sus catecúmenos? ¿Qué suscita un sacerdote entre sus feligreses? ¿Qué religiosidad regalan los padres a sus hijos?
La Cuaresma, y toda la vida, también sus sufrimientos, son momento propicio para descubrir el corazón de Jesús, para despertar nuestra afectividad detrás de las huellas del Amigo.
Manuel Pérez Tendero
Obrigada Sr Padre!
Como os seus vídeos e posters estou a aprender a ler a bíblia e a conhecer um pouco mais a Jesús.
Que Deus abençoe a sua vida e o seu sacerdócio.
Deus Seja Louvado.
Que o Espirito Santo o ilumine Sempre.
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Preciosa reflexión, cómo preparación para Semana Santa
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Me encanta esta reflexión y es uno de mis pasajes favoritos. Cautivada por la palabra de Jesús y llena de esperanza para llevarla a la accion,que produzca frutos abundantes. Gracias padre manuel.
Desde Florida Estados unidos.
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