EPULÓN EN EL ROMÁNICO

En una de las puertas románicas de la basílica de san Sernin de Toulouse, en Francia, está representada la escena evangélica del rico y el pobre Lázaro. No es el único caso: también está esculpida en capiteles románicos de otros lugares.

Con estas representaciones, el artista cumple una función catequética primordial: lanza un mensaje claro a los que pasan por las puertas de la iglesia. La parábola no habla del pasado, sino de ellos mismos, del presente. La Biblia, la palabra de Jesús, es palabra directa a los creyentes y a todo el mundo.

En la parábola, el rico, después de morir y sufrir las consecuencias de su vida holgada y vacía de misericordia, quiere volver para avisar a los suyos y llamarlos a la conversión. El rico no pudo volver, pero la parábola misma, y el arte cristiano, cumplen esa función: son un aviso, a los que todavía vivimos, del negro futuro que les espera a las personas como el rico Epulón.

Al estar en las puertas de la iglesia, la escena representada sirve para unir lo religioso con lo profano, la devoción con la vida moral, el futuro con el presente: entrar al templo es un símbolo de la entrada en el Reino, por ello, debemos reflexionar sobre las claves de nuestra entrada en el banquete del cielo.

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SIERVOS DEL DINERO

¿Se pueden hacer dos cosas a la vez? Depende de la persona y, sobre todo, de la naturaleza de esas cosas. Un refrán castellano dice claramente: «No se puede estar en la procesión y repicando». En la actualidad, en cambio, sería perfectamente posible: con una aplicación en el móvil y unas campanas automatizadas se podría enviar un mensaje desde la procesión para que las campanas repiquen. El progreso, al parecer, hace posible compatibilizar acciones que antes eran incompatibles.

En el Evangelio, Jesús hace algunas afirmaciones de incompatibilidad. La más famosa la escucharemos este domingo en las iglesias: «Nadie puede servir a dos señores, no podéis servir a Dios y al dinero». ¿Es esto cierto? Aunque fuera cierto en tiempos de Jesús, ¿sigue siendo cierto en nuestra sociedad mágica que todo lo hace posible?

El episodio del joven rico, en aquella época, es un claro ejemplo de la imposibilidad de este doble servicio: una persona buena, cumplidora de la ley, no pudo seguir a Jesucristo porque tenía muchos bienes.

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VARIACIONES SOBRE EL HIJO PRÓDIGO

Es la parábola más conocida de Jesús, la más larga y, seguramente, una de las que mejor dan a conocer la esencia de su misión. Se le han dado muchos títulos, según se conceda protagonismo mayor a uno u otro personaje: «El hijo pródigo», «El padre misericordioso», «Los dos hijos»…

Es una parábola tan rica que se pueden seguir buscando matices que nos ayudan a introducirnos en el misterio sencillo de su mensaje.

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EN CAMINO

¿Qué es preferible, una Iglesia exigente y minoritaria o una Iglesia más laxa y universal? Algunos formulan la pregunta con un matiz diferente: ¿importa la cantidad o la calidad?

Muchos textos del Evangelio manifiestan una exigencia muy fuerte por parte de Jesús; en cambio, otros pasajes apuestan fuertemente por la universalidad y la superación de la mentalidad de creerse los mejores y los elegidos.

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