A quién se quiere condenar, a la mujer o a Jesús?
Puesta en el centro, una mujer sorprendida en adulterio sirve como arma arrojadiza contra el profeta de las bienaventuranzas y la misericordia. ¿Qué les importa a los acusadores, el bien de la mujer, conocer mejor a Jesús, el establecimiento de la justicia? No parece que vayan en esta dirección sus intenciones.
Esta es, quizá, la gran hazaña de Jesús: desenmascarar las intenciones de los acusadores.
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