La vida es una cuestión de cercanías, de presencias, de caminos que se cruzan. La amistad y el amor tienen que ver con la distancia física y con el tiempo: no solemos buscar la cercanía de los que no amamos y no solemos estar mucho tiempo con ellos. Somos cuerpo, y el amor, de una forma o de otra, tiene que ver con el cuerpo, con sus limitaciones y horizontes.
Manifestamos ese amor desde la cercanía de forma activa o pasiva: buscamos acercarnos a otros y dejamos que ellos se acerquen a nosotros. Abrir puertas es un signo claro y una posibilidad para el amor.
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